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Entradas

Mostrando entradas de marzo, 2019

El peón de Don Hernández

Los días en el campo eran calurosos. Sabina buscaba a las gallinas para meterlas en el corral cuando entró una camioneta al campo. Eran más o menos 12 hectáreas y la casona estaba en el medio, sobre el lado norte del campo pegado al monte estaba el camino de ingreso y desde la galería se veía perfectamente quién entraba y salía. Nunca, desde que Sabina vivía allí, había entrado alguien a quien no reconociera. Metió las gallinas lo más rápido que pudo y corrió al ver la camioneta que atravesaba la segunda tranquera, esta separaba la casa de la hacienda. Sabina siempre había vivido en el campo, desde muy chica cuando los hombres de la casa se iban a la cosecha le tocaba quedarse sola. Hacía muchos años Don Juan, el paisano que acompañaba a su padre a vender la ganadería al pueblo y que solía segundarlo cuando había mucho por cobrar, le enseñó a manejar una escopeta.   Llegó a manotearla, estaba atrás de la puerta. Y se quedó mirando. La camioneta paró a mitad de camino, ba...

Señales

El reloj marrón grande del comedor de la abuela marca las 12:10, le cambió la pila hace una semana y se paró ahí. Era un hermoso día de sol veníamos del cementerio,   el abuelo entró al crematorio a las 12:10. Lo vi por última vez en la cama del hospital el 18 de Marzo. Me despedí de él después de un pésimo parte médico. Llevé la camiseta del club de mi barrio, del que él había sido fundador a su velorio. Se la puse en los pies del cajón junto a la de River y un mazo de cartas de truco, 18 era el número de la camiseta, la vi al día siguiente antes del partido que Chapa jugaba con Círculo. Los días de frío en los que no quiero nacer pienso que mi abuelo, incluso en el cielo, se preocupó porque supiéramos que llegó.

Cuatro

Pedro falleció en el feriado de carnaval.  Lo vi agonizar mientras todos en casa desayunaban. Mis vecinos preparaban sus trajes para el show de la comparsa, había fiesta esa noche. Pedro, mi perro, agonizaba. Mi hermano intentó sacarlo para que muera al sol: era carnaval, nadie debe morir en carnaval. Me acuerdo del día en que Pedro llegó. Era el cumpleaños del hermano mayor de mi abuela, Pedro Díaz. Un tipo fantástico al que yo adoraba, siempre me contaba historias sobre cómo nuestro bisabuelo vino a Argentina.   Mi papá llegó con promesa de un pincher enano y terminó siendo un enorme perro, muy similar un foxterrier. La última vez que enterré a un perro, fue una noche horrible. Habían envenenado como a  diez en el barrio y Baltazar fue uno de ellos. Policías, denuncias y vecinos. Mi casa fue el centro de operaciones, nosotros éramos muy chicos. Al parecer habían dejado bolsas de comida con veneno por todos lados. Era peligroso para quienes solíamos estar todo ...

Vagabundo, pueblo y tango.

“Era más blanda que el agua, que el agua blanda, era más fresca que el río, naranjo en flor”, se oía recitar a Vitalino Suárez, un vagabundo, de no más de 65 años, desprolijo, con una cabellera que le tocaba los hombros color gris, en la parada del colectivo más cercana a la estación del tres. El curita, como muchos lo recuerda llegó a Estación Chapadmalal con su padre y un hermano, de adolescente y se instalaron en las cercanías de la vieja escuela. “Vitalino siempre fue un chico raro”, comenta Cristina, la esposa del Secretario del club. “Dicen que cuando era chico, salía de su casa en bicicleta hacía la escuela cuando llegaba, se volvía y la guardaba en su casa y aparecía caminando”, agrega. Los ataques de locura, que a medida que fue pasando el tiempo aumentaron, muchos los recuerdan con gracia es que nadie duda que Vitalino fuera una persona de valores, educada y con una capacidad superior, era autodidacta. Los primeros trabajos que realizó fueron como yesero, hizo labores e...

Hasta que te pasa - Marzo 2018

I Es 3 de marzo del 2018, me despierto muy temprano. Agus se casa hoy, en la otra punta de la ciudad y quedé con Sofi para encontrarnos por Güemes 10:20hs. Claro, le pasé la hora exacta en la que el Batán llega a su última parada. Me levanto. Estoy preparando las cosas para bañarme cuando me llega un mensaje. —Solange, buen día, perdoname que te moleste. Herrada se quiere comunicar con vos. Es Carlos Coronel, el presidente de la sociedad de fomento de Estación Chapadmalal. Le respondo rápido y preocupada porque creo que algo pasó en el club. Bajo a preparar la ducha. Vuelvo a la habitación y el mensaje no había sido entregado, supongo que Carlitos estaba en la capilla de Chapa donde no hay señal. El calor fuerte asoma por la ventana, prendo el aire acondicionado y empiezo a maquillarme. En ese momento me llega el segundo mensaje. —No sé para qué te busca, pero le paso tu número. Descarto mi teoría sobre el club. Me pongo ropa cómoda, tomo unos mates y salgo. Tres ...

Tres.

            Hace varios años, en el pueblo, los bebés nacían con manchas en el cuerpo. No sabían cuál era la causa de las manchas hasta que a Marlén se le dio por pedir helado una noche fría de abril.             Nadie conocía el helado, algunos atribuían el deseo a una brujería o a una revelación.      Marlén lloraba y decía que era una crema fría que salvaría a los niños de las manchas. Los más viejos la miraban, no sabían qué quería decir cuando hablaba de crema. Varios hombres probaron cómo fabricar esa crema de la que Marlen hablaba y la que deseaba cada noche.             Un día llamó a su puerta un campesino que dedicaba su vida a la ganadería, le comentó a Marlen lo que le había pasado mientras inventaba nuevos productos para vender en la granja. Marlen probó el expermiento, le encantó y man...

Dos.

Visitaba a su abuela todas las tardes, tomaban la leche, era su nieto preferido y ella lo esperaba siempre.             Ambos se sentaban a la mesa y ella comenzaba a caminar, iba y venía desde la heladera. Preparaba todos los días varios platos. Ponía ñoquis, mermeladas, panes, postres, frutas, verduras. Una lluvia de comida sin distinción de qué era para la tarde y qué no.             Un desequilibrio de lo importante, una locura de demostración. ¿De afecto?, pregunté una vez que compartí con ambos la mesa.             Tu abuela que te quiere mucho prepara todo esto para demostrar amor, le dije.             No, mi abuela saca las cosas que prepara con amor, respondió.             Después de un tiempo me...

Uno.

            Era una mañana fría de invierno, abrió la puerta del café un hombre. Parecía de mal humor. Se sentó en la mesa mas chica que está pegada a la enorme ventana y me pidió un café negro. De fondo, en la radio, se escuchaba a un contento presidente entregar Telefónica a una empresa española. Nadie en el café sabía quién era el hombre, no era cliente habitual             Cada media hora lo visitaba alguien, le daba la mano, me pedía un vaso de agua para el invitado, que firmaba un papel y se retiraba.             No había entre las personas caracteristicas similares, eran flacos, bajos, altos, morenos. Incluso me pareció que algunos eran extrajeros. Nos llamaba la atención la actitud de las personas.           Algunos a los que les tocó madrugar, se iban contentos, lo ...