Los días en el campo eran calurosos. Sabina buscaba a las gallinas para meterlas en el corral cuando entró una camioneta al campo. Eran más o menos 12 hectáreas y la casona estaba en el medio, sobre el lado norte del campo pegado al monte estaba el camino de ingreso y desde la galería se veía perfectamente quién entraba y salía. Nunca, desde que Sabina vivía allí, había entrado alguien a quien no reconociera. Metió las gallinas lo más rápido que pudo y corrió al ver la camioneta que atravesaba la segunda tranquera, esta separaba la casa de la hacienda. Sabina siempre había vivido en el campo, desde muy chica cuando los hombres de la casa se iban a la cosecha le tocaba quedarse sola. Hacía muchos años Don Juan, el paisano que acompañaba a su padre a vender la ganadería al pueblo y que solía segundarlo cuando había mucho por cobrar, le enseñó a manejar una escopeta. Llegó a manotearla, estaba atrás de la puerta. Y se quedó mirando. La camioneta paró a mitad de camino, ba...